CASA NACIONAL DE MONEDA DE POTOSÍ, BOLIVIA

PRIMERA CASA DE MONEDA

Las viejas ideas mercantilistas acerca de los metales preciosos como riqueza básica de las naciones, habían dado a la moneda un alto prestigio y significancia, que todavía conservaba a mediados del siglo XVIII. Se consideraba, además, que por encima de su papel económico, la moneda debía ser un digno exponente de grandeza del monarca que emitía; por ello se le otorgaba tanta importancia al valor intrínseco de su materia prima como a la belleza de su acuñación.



Las operaciones comerciales para el envío tanto de plata como de oro, con destino a la corona, eran muy complicadas a causa de ensaves y pesajes muy precisos, y lo que es peor, el riesgo de la falsificación y fraude resultaba muy elevado, por lo que se impuso como remedio a estos males, la acuñación de moneda en las indias, ya que era allí donde se obtenían los metales preciosos y donde más necesarias eran las piezas acuñadas.
Primó a la hora de construir las primeras cecas, el concepto unificador en el ámbito monetario, es decir, que las mismas piezas circularan a ambos lados del atlántico. Esta opción la compartían tanto la corona como el comercio que protagonizaba las relaciones transoceánicas.
Tras dudas y vacilaciones, en 1535, se estableció en México la primera Casa de Moneda; se fundó luego la de Lima en el año de 1565. En 1575 se creó la casa de Moneda de Potosí y a esta le siguieron la de Santa Fe de Bogotá, Popayán, Guatemala y Santiago, algunas instalaciones en las capitales del Virreinato, otras en ciudades provinciales, en razón de su proximidad a zonas mineras importantes.

En la Villa Imperial de Carlos V, en abril de 1545, fueron descubiertos los filones de plata en el Cerro Rico, este hecho histórico constituye el punto inicial de la historia numismática, pues se vio la necesidad de crear un centro de amonedación que permitiera facilitar las transacciones administrativas, laborales y económicas en la Villa Imperial.

Fue el Virrey Francisco de Toledo quien en 1572, ordena la construcción de una Casa de Moneda en Potosi, los cimientos son puestos en la plaza del Regocijo (actual Plaza 10 de noviembre), bajo la dirección del potosino Jerónimo de Leto la obra fue concluida en 1575. Tres meses después en base a una tecnologia rudimentaria que duró más de dos siglos, el virrey enviaba al rey de España la primera moneda "macuquina” acuñada en la Casa de Moneda de Potosí


SEGUNDA CASA DE MONEDA

Pese a la recesión económica que sufría la corona y el periodo crítico que atravesaba la producción de plata del Cerro de Potosí las autoridades reales concibieron el proyecto de poner en marcha el "relanzamiento" del preciado metal, en un desesperado esfuerzo para enfrentar la crisis del reino.
Potosí era la gran alternativa en esos tiempos difíciles y una de las principales medidas era construir una nueva Casa de Moneda que dejará atrás las imperfecciones técnicas de acuñación de las macuquinas, que por tan largo tiempo circularon y se lanzaron al mundo "reales columnarios y de busto" sellados en prensas o volantes.

Durante el reinado de Carlos III, después de varios contratiempos que se prolongaron por años, en 1759, se aprobó el proyecto del arquitecto Salvador de Villa, encomendándose asimismo que la dirección de la obra estuviera bajo su responsabilidad. Esta monumental construcción fue inaugurado el 31 de julio de 1773. Al saber el costo de construcción el rey se limitó a exclamar: "Este edificio debe estar construida en plata".
En esta obra denominada "Escorial de América" empezó una nueva historia del monedero de los Andes, quizás sin precedentes de una fortaleza pétrea al paso de los siglos se convertiría en el más fuerte vínculo entre España y Potosí.

En esta casa fueron acuñadas monedas para España desde 1773 a 1825 para las provincias unidas del Río de la Plata en 1813 y 1815. Y para la república de Bolivia de 1825 a 1951. Como se puede apreciar la colonia, la guerra de emancipación y la vida republicana de Bolivia, están íntimamente relacionados con la acuñación de monedas.

Razón tienen los numismáticos al sostener que "la ceca de la Villa Imperial fue cuna de las corrientes monetarias que alimentaron a las vastas tropas del Rio de la Plata, asi como Lima lo fue para la costa del pacifico, Cartagena y Santa fe de Bogotá para la llamada tierra firme".

Sin embargo, la decadencia de la inagotable riqueza de plata llevó a proclamar esta verdad en Europa y el nuevo mundo: "no hay parte del mundo civilizado, ni museo histórico numismático que no contenga cien veces el nombre de Potosí y el de la Casa Real de Moneda", una de las más conocidas del orbe y la segunda en América después de México, su hermana mayor por poco tiempo.

Esta ceca, que como pocas se mantiene con nombre propio, ha sido un deseable botín en todo género de transiciones de nuestra historia. Sobrevivió a revoluciones e incluso a un intento de destrucción en 1813.


TRANSPORTE DE MONEDAS
Nuestra Señora de Atocha partió con un cargamento de monedas de plata, así como esmeraldas de Colombia, y perlas de Venezuela. Cada embarcación llevaba su tripulación, soldados, pasajeros etc.
Al entrar al estrecho de Florida fue alcanzada por un huracán. El barco se hundió con su cargamento, siendo encontrado siglos después por un equipo de buscadores de tesoros de Estados Unidos.


ACUÑACIÓN 

En el reinado de Carlos III, la Casa de Moneda de Potosí, acuñó monedas de plata a volante o prensas, con lo que se mejoró principalmente el acabado de las monedas en el siglo XVIII.
Estas monedas, además llevaban el cordoncillo de seguridad en el borde.
Para fabricar este tipo de monedas, a esta ceca enviaron nuevos equipos de acuñación monetaria desde España, como los volantes o prensas, laminadoras, cospeleras o cortadoras de discos metálicos y otros instrumentos que sirvieron para modernizar la fábrica más grande e importante de la Corona española en América. 
Se creaban monedas con valores: 8, 4, 2, 1, 2 reales.

COLECCIÓN DE MONEDAS

En la colección de Numismática de la Casa de Moneda existen gran cantidad de matrices, troqueles y medallas que recuerdan esos momentos históricos vividos por Bolivia y que son desconocidos para la mayoría de los habitantes de Potosí y mayor aún para la población boliviana.
La presente exposición tiene el objetivo de mostrar a los bolivianos el enorme patrimonio numismático que guarda la Casa de Moneda que se convierten en tesoros invaluables. Así mismo, pretende generar espacios de análisis y debates en torno a la importancia de la numismática como fuente primaria de investigación.

MEDALLAS

La diferencia mas evidente entre medalla y moneda, es el mayor trabajo artístico de la primera, pero no siempre se pueden despreciar las medallas acuñadas como obras de arte, por que en ocasiones recuerdan episodios históricos de inapreciable interés.

Las medallas conmemoran o inmortalizan sucesos, siendo los factores que elevan su valor: el dibujo, la composición, el modelado relieve, orden las ideas, la pureza del metal o el procedimiento mecánico usado en su acuñación.

En la época colonial, siglo XVI al XVIII, la acuñación de las medallas tuvo gran importancia, especialmente el momento de ascensión de un Rey, se acuñaban medallas especiales como signo de lealtad de Indias. 
Un ejemplo, para la proclamación de Carlos IV y Fernando VII, se acuñaron medallas de plata 

Así mismo, recordar que fundada la República de Bolivia en 1825, permaneció la vieja costumbre colonial de crear medallas por diferentes acontecimientos.

A lo largo del siglo XIX, los diferentes presidentes de Bolivia hicieron acuñar medallas con diversos motivos, siendo los periodos más productivos los gobiernos del (1864-1871).


MONEDA REPUBLICANA

Una vez terminada la contienda por la independencia, entre realistas y patriotas en el campo militar, en cada una de las provincias americanas se reunieron en asambleas que buscaban símbolos patrios y monedas para que, de una manera gráfica y sin lugar a equivocaciones en su interpretación, las represente ante las demas naciones del mundo entero
Se acordaba entre los miembros cada signo de la leyenda, número, letra contenida en las monedas para responder a un propósito, aún el símbolo que lleve un mensaje, una tradición que rescatar o algún acontecimiento de la historia digno de perpetuarse para las futuras generaciones.

Creada la llamada República de Bolivar el 6 de agosto de 1825, con la sanción del acta de la independencia para la asamblea deliberante, la organización administrativa y monetaria empieza con entusiasmo pero con numerosas dificultades, precisamente es la Casa de Moneda de Potosí herencia colonial, que se encarga de solucionar en ciertas medidas la situación caótica.

La inquietud que tenían los conductores de la nueva república era acuñar una nueva moneda inmediatamente, esto no se logró pese a los esfuerzos realizados. Lo evidente es que durante los años 1825 y 1826 inclusive, no varió la impronta Virreinal en las monedas, con el escudo de España y la efigie del Rey Fernando VII, salvo en lo relativo a la inicial de los ensayadores.

El 20 de noviembre de 1826 el congreso constituyente aprueba una ley que dispuso un nuevo cuño para la moneda boliviana, la que es ejecutada a partir de enero de 1827. Esta moneda fue batida en la Casa de Moneda de Potosí. Con la efigie del libertador Simón Bolívar y con su nuevo valor de "SUELDO".

En 1831 el General Andrés de Santa Cruz,  con el fin de dotar a Bolivia de circulante de oro, ordena que se empiece a emitir estas piezas con el valor de SOLES, lo que además instó a reunir la suficiente cantidad del preciado metal, fomentando la explotación en el departamento de La Paz.

El 29 de julio de 1863, se promulga la ley del sistema métrico decimal y las nuevas monedas producen un cambio interesante, en el sistema monetario por lo que cien centavos, hacían un "boliviano".

En 1864 el gobierno del Gral. Mariana Melgarejo, dispone la acuñación de moneda de plata, oro y febles de cobre, originando una conmoción en el sistema monetario que se prolongó por varios años. Estas monedas tenían los bustos del mandatario y su ministro de Hacienda Donato Muñoz.

El supremo gobierno siguiendo los sistemas de otros países autorizó al Banco Nacional de Bolivia, fundado en 1872, a la emisión de billetes, hecho que ocasiona la disminución de la moneda metálica, pese a que en 1869 se dotó de una MAQUINARIA A VAPOR a la Ceca potosina.

Por otro lado, el precio de la plata bajó a nivel internacional y luego la libra esterlina de Inglaterra empezó a circular en el país en muchas regiones del mundo, ocasionando el alza de costos de producción monetaria en la Villa Imperial. 


COLECCIÓN DE PINTURA 

LA VIRGEN DEL CERRO 
La virgen y el cerro siendo coronada, icono perfecto del sincretismo religioso y un aporte de la concepción andina en la pintura barroca virreinal, trata de un retrato del Cerro Rico de Potosí, el cerro sagrado llamado Qoya importante divinidad andina femenina, y el cerro Huayna Potosí, que de manera simétrica se inserta en la imagen, como el niño en el regazo de la Virgen; se unen en una forma triangular que representa, al mismo tiempo, a la virgen y a la montaña, una clara sobreposición simbólica y formal. Esta transposición, se entiende como la representación simultánea de dos imágenes de adoración identificadas con lo femenino, que se sobreponen en la religiosidad y en la imaginería sagrada. La distribución del espacio de arriba a abajo responde a una jerarquía indígena: en la zona superior está Hanan que se identifica con el oro, la zona media está Chaupi que se asocia con la plata y en la zona inferior está Hurin que se asocia con el cobre. En la representación cristiana, esta división correspondería a lo celestial, arriba y lo terrenal abajo. Y en el centro la virgen-montaña, la historia que une las 2 dimensiones.

A esta montaña los indios de Cantumarca, le dieron el nombre de "P'otojsi".

También a los originarios les parecía que era una mujer y la llamaron Coya, equivalente a Reina. ¿Acaso era casual que junto a la mole de roca estuviera como un vástago suyo un cerro pequeño llamado Huayna Potosí, que quiere decir Potosí el mozo. A mediados del siglo XVI y principios del XVII, Potosi era la ciudad más rica y poblada de América, por sus fabulosos yacimientos de plata y sus 160.000 habitantes. Miguel de Cervantes de Saavedra acuñó la frase "vale un Potosi" y Fray Diego de Ocaña calificó a la eterna montaña como "la octava maravilla y la mayor en todas del mundo".

Había otros que codiciaban Potosí, otros la defendían para esquilmarla, pero en todo caso, era el centro de producción de un extraordinario poder económico. La plata extraída era convertida en lingotes y monedas para su explotación. De ahí que el Cerro y la Villa hubieran sido exaltados por los cronistas e historiadores con adjetivos superlativos como "Monte excelso o madre de América". La enciclopedia inglesa denominaba "As rich as Potosi" (Tan rico como Potosi) como sinónimo de opulencia. Algunas otras fabulosas comparaciones sostienen que con la plata extraída del cerro podría haberse construido un puente o camino de dos mil leguas de largo, catorce varas de ancho y cuatro dedos de espesor hasta España.

Lo que quedó para la época republicana fue un Potosí que tuvo que sacar desde el fondo de las entrañas del cerro lo suficiente como para poder seguir sobreviviendo de la minería, pero ya no fue el apogeo de la plata, sino le explotación de estaño hasta la revolución de 1952.

Como en ninguna otra parte del mundo, el Cerro Rico de Potosi, fue incansablemente explotado por mas de cuatro siglos.

LA VIRGEN DE GUADALUPE
Fray Diego de Ocaña llega a Potosí en julio de 1600 con la misión de replicar la imagen de la Virgen de Guadalupe, consiguiendo que la devoción se establezca en el tiempo y se incremente con los milagros que recibían los naturales. Para ello organiza una cofradía y decide pintar una imagen de la Virgen al óleo, por primera vez en la Villa Imperial. Pero tuvo la brillante idea de activar a los mayordomos de la cofradía, influyentes en la sociedad potosina, que comenzaron a juntar perlas, esmeraldas y otras piedras preciosas de las señoras de Potosí. Éstas quedarían integradas en el cuerpo de la pintura como parte de la vestimenta, lo que reduciría su acción artística a los rostros de la Virgen y el Niño, así como las manos correspondientes, esa es la virgen que retratará más tarde el indígena Luis Niño.

VIRGEN DE SABAYA 
Cuenta la leyenda del Incario, que habiendo llegado Huayna Capac hasta las cercanías de la montaña conocida con el nombre de Sumaj Orcko (Cerro Hermoso), no ocultó su asombro ante la imponente mole de plata y ordenó su explotación con el fin de acrecentar los tesoros de los templos. Cuando los enviados intentaron trabajar los ricos filones de plata, se escuchó un estruendo en quechua que les dijo "Ama Tojpiycheqchu Mana kankunapacchu, Pachacamaj Jukcunapajtaj huaqaychan" que en español significa "no toquen, no es para ustedes, Dios está guardando para otros".

El rey Carlos V, mandó una escultura de la Virgen de la Candelaria a la población de Sabaya. Luis Niño pintor y escultor, pintó esa imagen con tal majestuosidad, que muestra el detalle del rostro, como si estuviera hecho de cera y con el maquillaje blanco espectral de la aristocracia del siglo XVIII, con las chapas muy rojas.

En la mano derecha, la virgen lleva la "candela" que representa la luz santa que nos guía hacia el buen camino y el niño Jesús sostiene en la mano izquierda el Báculo Papal, símbolo "del pastor que guía al rebaño", mientras con la mano derecha juega con una alhaja que cuelga del cuello de la virgen.


MÁQUINAS LAMINADORAS

Las autoridades españolas pusieron el mayor interés para dotar a esta monumental construcción de maquinarias e instrumentos de sofisticada tecnología, es así que se traen desde España en 1750 tres máquinas laminadoras de gran tamaño trabajadas en madera de encina, propia de países del mediterráneo de Europa.
Fueron embarcadas en el Puerto de Cádiz en un navío que las transportó hasta Buenos Aires (Argentina) y de ahí a Potosí se tuvo que recurrir a diligencias y a lomo de mula. Toda esta travesía duró catorce meses.

La principal función de las laminadoras de metal era adelgazar el espesor de lingotes de plata que tenían 25 cm. de largo, 5 cm. de ancho y 12 a 15 mm. de espesor, hasta llegar al grosor de la moneda a acuñar.
Las máquinas funcionaban como un sistema de relojería, accionado por el movimiento de rotación que realizaban cuatro mulas en la planta baja; este movimiento hacía girar una columna que era el eje de la rueda principal, la cual transmitía su energía a otras cuatro ruedas; cada una de estas se engranaba a un par de ruedas dentadas (ocho en total), que giran en sentido contrario y transmitían la rotación a dos rodillos de hierro que formaban el asiento laminador o compactador por el que los lingotes eran introducidos varias veces hasta obtener la placa u hoja de plata. La lámina pasaba luego a la sala de hileras para su cortado en circulos llamados cospeles sobre los cuales se sellaban las monedas.
El equipo de máquinas de laminación, que se conserva en su integridad en la Casa de Moneda, es único en su género y muestra la tecnología de la acuñación de siglos pasados con un sistema ingenioso, voluminoso y llamativo. Existían similares complejos en México, Lima y Segovia, pero lamentablemente han desaparecido.

ORIGEN DE LOS RETABLOS

Si es admirable la riqueza arquitectónica religiosa del periodo colonial, es mucho más valioso el tesoro que se guarda en los interiores de los templos.
Esta riqueza se encuentra representada principalmente en los retablos.
La palabra retablo, proviene del latin retro y tabula que significa detrás de la mesa, es una estructura que se encuentra detrás del altar que sirve para enaltecerlo más. En la época del románico (siglo X-XII) se utilizaban como relicarios, unos polípticos de varias hojas cubiertos con pinturas, esmaltes, marfiles, piedras preciosas, oro y que fueron creciendo con el tiempo de manera que ya en la época del gótico (siglo XII-XIV) se convierten en altares monumentales cargados de mucha ornamentación y símbolos religiosos.

A partir del siglo XIII quedaron incorporados en los interiores de los templos como parte de la arquitectura religiosa.
Se proyectaban a través de su composición iconográfica, un pasaje de la historia sagrada o algunas veces la vida religiosa de algún santo. Los retablos son transmisores de la doctrina cristiana, de los misterios del dogma, y de los mensajes moralizadores de la iglesia.

A éste le sobrevino el barroco con su exuberante decoración e iconografía, tomando mucha fuerza por el profundo fervor tanto de españoles como de los nativos.
Es también un periodo donde el originario de estas tierras toma un protagonismo muy importante en la hechura de los retablos, apropiándose de este arte y llegando incluso a insertar algunos elementos propios de su cultura dando lugar a lo que luego se llegó a denominar barroco mestizo. A este periodo de esplendor y sincretismo religioso, de mezcla de razas y de cultura, pertenecen estas hermosas muestras tanto de arquitectura en madera como de imagineria o escultura.


LA PLATERÍA DEL CERRO RICO

Cuando los españoles, conquistando el nuevo territorio, ya habían tomado las minas precolombinas de Purco o Porco, y fundado en Chuquisaca la ciudad de la Plata, se produjo el descubrimiento argentífero del Cerro llamado por los indios" Po tocsi" del aymara por estruendo, y "Sumac Orcko" que en quechua significa cerro magnífico.
Los indios del lugar no podían ignorar la consistencia mineralógica del Cerro, pero decidieron no explotarlo. Situación explicable por sus sentimientos religiosos y porque los metales preciosos solamente eran utilizados en obras suntuarias por carecer entre ellos del valor monetario. Además, la explotación no beneficiaba a la región productora, sino a los lugares privilegiados. Tal es el caso de la plata porqueña que se la destinaba al Cuzco, durante el Imperio Tahuantinsuyo.
Al ponerse en evidencia la riqueza en mineral de plata del Cerro, la ambición foránea encontró su meta. Cercanos a la montaña virgen existían poblados indígenas, tanto en las faldas del Kari Kari, como en Cantumarca y en Cuesta Cansada, que conquistados por invasores, constituyeron el primer núcleo humano del lugar y junto a los habitates de Porco, poblaron el nuevo asiento minero.

El primitivo asiento de minas se convirtió, muy pronto por el auge económico, en una población populosa y cosmopolita, formada por millares de indios, españoles, negros y otros extranjeros, llegados de las regiones más apartadas de la tierra.

La plata del Cerro Rico creó un ambiente de intensa vida, con incremento de actividades científicas, literarias y artísticas.
La plateria en Potosí, el más grande emporio argentífero del continente, adquiere singular interés. Aquí se concentraron los orfebres más renombrados, abundando los talleres de trabajo y enseñanza desde el siglo XVI. Se labró en plata cuanto objeto era menester para el culto, como lámparas, faroles, hacheros, blondones, candeleros, atriles, custodias, cruces, ciriales, crucificos, cálices, copones, vinajeras, jarras, jarrones, acetres, incenciarios, sacras, campanillas, relicarios, limoneros, diademas, coronas, reflejos, ramos de flores, figuras de adorno, símbolos e insignias de imágenes, etc. Lo mismo que objetos de uso doméstico, comprendiendo toda la vajilla, y otros como el enchapado de ensilladuras de bestias, disfraces y trajes de indígenas. 
De tanta producción aún algo queda en las iglesias y conventos, lo propio en algunas familias, que suelen exhibir, en altares y "arcos" durante las festividades religiosas.
Más de trescientos maestros plateros vivieron en Potosí, durante la época colonial, abasteciendo no solamente el consumo local, sino atendiendo a otras ciudades del interior y del extranjero.


SAN ELOY

Nació en Chatelac o Chaptelac, en el Cantón de Nieul, cerca de Limoges, en el actual departamento del Alto Vienne, por los años 590. Sus padres, Euquerio o Eucher y Terrigia, pertenecían a una familia anglo-romana establecida en las Galias. Siendo de corta edad, por afición entró de aprendiz en una orfebrería de Limoges, haciéndose notar por su habilidad de manos. Pasó más tarde a París por consejo de su maestro Abbón, donde hizo amistad y trabajó para el Rey Clotario II.
Un hecho particular dio a Eloy gran fama en la corte. Buscaba Clotario quien hiciera un trono, según el diseño que el mismo monarca había ideado, en el que la riqueza compitiera con el arte; puso los ojos en Eloy y este se comprometió a ejecutarlo. Le dieron gran cantidad de oro y piedras preciosas con lo cual hizo la silla a satisfacción del Rey. Unos dicen que con los materiales recibidos hizo dos tronos; otros; que con el precio recibido por el primero hizo otro igual que entregó al monarca, diciendo que era del oro y la pedrería que le sobró. Aseguró con esta muestra de fidelidad o desprendimiento su porvenir en la corte, ganando la confianza del Rey, que le nombró Director de la Casa de Moneda de Marsella.

A la Muerte de Clotario(629) Dagoberto I hizo aún mayor aprecio de Eloy lle ándolo consigo a todas partes y tomándolo como favorito y consejero. Esta situación le ganó la envidia de algunos cortesanos del reino. Su obra favorita era comprar esclavos para darles libertad, permitiéndoles volver a sus tierras o entrar en algún monasterio.

Por encargo de Dagoberto restauró el sepulcro de San Martin de Tours y de San Dionisio de Paris. San Eloy, es considerado patrono de plateros, joyeros y herreros en muchos países de Europa y de América.


MAQUINARIA ELÉCTRICA

En 1909, el gobierno del Dr. Ismael Montes concretó la compra de un moderno equipo eléctrico (New Jersey, Estados Unidos), destinado a la Casa Nacional de Moneda para así continuar con la acuñación de piezas.
La maquinaria eléctrica, al igual que la del sistema a vapor, funcionaba en base al sistema de poleas habiéndose acuñado con ella, las últimas monedas, de cobre y níquel, para Bolivia.

Para hacer efectivo el mantenimiento permanente de todo el equipo, también se instaló un taller técnico donde se reparaban las piezas deterioradas del mismo.

Quedan como testigos de ese trabajo: laminadoras, grafiladoras, cortadoras de discos o cospeles y de la herrería un motor eléctrico, un fuelle para calentar herramientas, un yunque, un torno, dos prensas manuales, un esmeril y otros accesorios.

En 1951, con esta maquinaria se cerró en Potosí todo el ciclo de acuñación de monedas que comenzó en 1575.


PRENSA O VOLANTE SIGLO XX

Equipo con el mismo principio de funcionamiento que la prensa colonial. Activado por dos personas que hacían girar el volante y una tercera que se situaba en la base donde se introducían los cospeles para el sellado de medallas conmemorativas.
En 1978, fue utilizado por última vez para sellar medallas de oro y plata, en homenaje a los 50 años de la fundación del Banco Central de Bolivia.

EXPOSICIÓN DE FOTOS
Sumergirnos en el majestuoso paisaje de Apolobamba, conocer a sus habitantes, comprender sus estrategias y proyecciones frente a diversas dificultades nos da la oportunidad de tener presente una realidad que no es ajena sino más bien común a todos. En la exposición, "Los últimos pastores de Apolobamba" cada imagen lograda por el fotógrafo Michael Hanson, apela a nuestra conciencia como un llamado silencioso que nos pone frente a la posibilidad de una realidad que se desvanece como la bruma.
Está en cada uno de nosotros el hacer eco de este llamado para restablecer los equilibrios vulnerados.

Michael Hanson

Fotógrafo y cineasta norteamericano. Su carrera se inicia con fotografía deportiva en Atlanta, luego, su talento y sensibilidad para contar historias en profundidad a través de sus imágenes lo llevan a recorrer diversos lugares del mundo y trabajar como fotógrafo para medios como el New York Times, Washington Post, Wall Street Journal, la revista Outside, la Fundación Bill & Melinda Gates, el Instituto Smithsonian, y varias otras grandes compañías. Realizó varias exposiciones y recibió diversos premios por la calidad de su trabajo. Sus obras de fotografía artística están presentes en importantes colecciones privadas. Michael Hanson enseña como profesor experto de Nat Geo en NG Expeditions.

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