La Noche del Órgano 2025 – La joven generación al teclado. Toulouse Les Orgues 2025


La Basílica de Saint-Sernin volvió a vibrar anoche con el inconfundible rugido de su gran órgano Cavaillé-Coll. Dentro del marco del festival Toulouse les Orgues, la esperada velada “La Noche del Órgano 2025” reunió a tres jóvenes talentos internacionales que, bajo la dirección artística de Yves Rechsteiner, ofrecieron una experiencia tan variada como apasionante.


El público llenó por completo la nave central, y lo que prometía ser un recital académico se transformó en un viaje sorprendente por la diversidad del repertorio organístico actual. Tres intérpretes —el británico William Fielding, la china Wanying Lin y el italiano Fabrizio Guidi— dieron vida a un programa que conjugó la tradición, la experimentación y la energía del presente.


La sobriedad luminosa del italiano

El concierto se abrió con Fabrizio Guidi, cuya elegancia y contención marcaron el tono inicial. Su interpretación de Leggenda y Fantaisie de Raffaele Manari reveló una comprensión profunda del estilo italiano de principios del siglo XX: sobrio, meditativo, sin aspavientos. La posterior transcripción de Vocalise de Rachmaninov fue una delicia de equilibrio y sensibilidad, con un fraseo que parecía respirar dentro de la piedra milenaria de Saint-Sernin. Su improvisación final, también sobre temas del compositor ruso, fue un pequeño prodigio de coherencia, sin caer en el exceso ni en el efectismo gratuito. Una grata sorpresa la sobriedad del italiano, que demostró que el virtuosismo puede brillar incluso en la calma.



La energía y el color de la China

El relevo lo tomó Wanying Lin, y con ella el aire se transformó. Desde el primer acorde de su arreglo de Dune de Hans Zimmer, el órgano se convirtió en una orquesta futurista. Luces, sonidos, y hasta su maquillaje con purpurina parecían anunciar que algo distinto estaba por suceder. Lin tocó con una mezcla irresistible de precisión técnica y desbordante locura creativa.
Su programa —con obras de Jean-Baptiste Robin, Ad Wammes, Arvo Pärt y Akira Nishimura— mostró un abanico de estilos que iba del minimalismo luminoso al estallido sonoro. Vision in Flames fue literalmente eso: una visión en llamas. Lin no solo tocó el órgano, lo habitó. Y el público, fascinado, respondió con un silencio reverente antes de la ovación.



El británico y el misterio de las partituras imposibles

Por su parte, William Fielding ofreció un bloque centrado en el repertorio del siglo XX británico y francés, con obras de Herbert Howells y Maurice Duruflé. Su interpretación destacó por una concentración casi mística y una precisión técnica asombrosa. En algunos momentos, parecía perderse en un mar de partituras imposibles de seguir —quizá un efecto deliberado, fruto de su dominio del instrumento y de su inmersión total en la música. La Toccata final de Duruflé fue una explosión controlada de virtuosismo, donde cada pedal y cada registro estaban milimétricamente calculados.


Un final a seis manos (y seis pies)

Pero lo mejor aún estaba por venir.
En el cierre, los tres organistas regresaron al escenario para interpretar, juntos, una versión monumental de “Libertango” de Astor Piazzolla, adaptada para seis manos y seis pies. El resultado fue simplemente increíble: un torbellino rítmico, apasionado, perfectamente sincronizado, que arrancó gritos y aplausos de pie del público. Verlos compartir el mismo banco, moviéndose como una máquina de precisión y emoción, fue uno de esos momentos que solo el directo puede regalar.



Una organización ejemplar

La organización del festival merece un aplauso aparte. Una gran pantalla instalada en la nave lateral permitió al público observar de cerca lo que ocurre en la consola del órgano: tres personas en constante movimiento, manos que cambian registros, pies que vuelan sobre los pedales, y una coordinación que raya en la coreografía. La producción de vídeo, con cámaras estratégicamente ubicadas, reveló la complejidad del instrumento y la belleza del esfuerzo humano detrás de cada sonido. Una idea maravillosa, tanto pedagógica como poética.

“La Noche del Órgano 2025” fue más que un concierto: fue una celebración de la juventud, la técnica y la imaginación al servicio de un instrumento que sigue reinventándose.
Tres personalidades distintas, unidas por la pasión y el respeto a la tradición, demostraron que el órgano —a menudo percibido como un vestigio del pasado— sigue siendo un universo vibrante, lleno de futuro.

Yves Rechsteiner, director artístico del festival.


Programa
William Fielding
  • Herbert Howells (1892-1983)
    • Rhapsody n.º 3
  • Maurice Duruflé (1902-1986)
    • Suite pour orgue: Prélude, Sicilienne, Toccata
Wanying Lin
  • Hans Zimmer (1957- )
    • Dune (Arreglo de Wanying Lin)
  • Akira Nishimura (1953-2023)
    • Prelude: Vision in Flames
  • Arvo Pärt (1935- )
    • Trivium
  • Jean-Baptiste Robin (1976- )
    • Trois études vers l’infini:
      I. Laniakea
      II. Rayons célestes
      III. Météores
  • Ad Wammes (1953- )
    • Miroir
  • Ludwig Göransson (1984- )
    • Oppenheimer - Can you hear the music (Arreglo de Wanying Lin)
Fabrizio Guidi
  • Raffaele Manari (1887-1933)
    • Leggenda, Fantaisie
  • Sergueï Rachmaninov (1873-1943)
    • Vocalise
  • Improvisación sobre temas de Sergueï Rachmaninov
William Fielding, Wanying Lin, Fabrizio Guidi
  • Astor Piazzolla (1921-1992)
    • Libertango

Fotos: Noelia Vela

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