Museo del chocolate, Bruselas



Conocida por sus deliciosos bombones, no podía faltar en esta visita a la capital de Bélgica, una parada por el museo del chocolate (Choco Story Brussels) que se encuentra aquí.

Desde aquí, nos llevan, a través de la historia, por un viaje de descubrimiento, desde los inicios de este regalo de los Dioses, que servía como moneda de cambio en la economía de los pueblos indígenas del centro y sud de América, hasta su llegada a Europa.





Elitismo de chocolate

A los visitantes se nos va explicando, paso a paso, a través de un audio guía toda la evolución del chocolate, desde su importancia en antiguos rituales sagrados, como su llegada a Europa, siendo un producto exquisito y sólo asequible para la clase alta. Como muestra tenemos la estatua de Voltaire, quien era un apasionado de esta bebida.



Hay una exposición detallada de todos los utensilios necesarios para su elaboración, desde los más primitivos hasta los más modernos: rodillos, piedras, vasijas, pasando por tazas de porcelana para bigotudos.




Además, se explica de una forma muy didáctica todo el proceso de recolección, secado, tostado, prensado,  hasta que está listo para su utilización. Más complejo de lo que pueda parecer a simple vista.

Al finalizar, pudimos disfrutar de la demostración de una chef chocolatera, sobre cómo hacer bombones de Praliné. Y lo mejor, para los amantes del chocolate, es que nos obsequiaron con una bolsita de chocolatitos y el bombón de praliné de la demostración.

Fuente: https://choco-story-brussels.be/en/museum






Una visita muy recomendada para todos los amantes del chocolate y los que sientan curiosidad en profundizar en la historia de este manjar que cura las penas. Es la manera natural de recuperarse del lunes.

Fuente: https://choco-story-brussels.be/en/museum


Un poco de historia

Desde Centroamérica (de los mayas) se extendió hacía el sureste de México (a los aztecas); u ocurrió al contrario, desde México hacía Centroamérica. Pero lo que resulta evidente es que se trata de un árbol de origen tropical de cuyas semillas, mediante una determinada elaboración, se consigue un líquido fermentado muy energético de sabor amargo y picante. Era tal el valor que se le atribuían a las semillas del cacao que eran empleadas como moneda corriente.


Hernán Cortes introdujo el chocolate en la corte española, aunque se especula que ya lo intentó Cristóbal Colón en su momento sin éxito debido a su peculiar sabor. Cabe destacar la importancia que tuvieron los religiosos y religiosas, los cuales realizaban viajes al continente americano y a su regreso introducían las semillas de cacao. A ellos se debe ese sabor tan dulce y agradable, que se identifica más con la combinación de chocolate que hoy en día conocemos.

                                                       


A partir del siglo XVII comienza a expandirse la popularidad y comercialización del chocolate por el resto de Europa: Italia, Francia, Alemania e Inglaterra. Esta elaboración del manjar del Dios “Ek Chuac” (dios del cacao), fue valoradísima como medicamento y como alimento. De ahí que ha finales de este siglo comenzarán a aparecer las primeras chocolateras artesanales.


Fue tal la popularidad de adquirió el chocolate que a mediados del siglo XVIII, en Inglaterra, se dictaron unas leyes para limitar su fabricación, ya que seguía aumentando la demanda de mejor calidad y sabor.


Es a partir del siglo XIX cuando la elaboración artesanal del chocolate fue sustituida por maquinaría. Y con esta nueva situación comenzaron también los avances en la misma materia prima del chocolate, algunos ejemplos de esta nueva son representados por: el italiano Doret quien solidificó en una tableta el chocolate, el holandés Coran Van Housen inventó una prensa hidráulica para prensar las semillas de cacao, fue también otro italiano quien ideó los bombones y, por último, el suizo Daniel Peter añadió leche al chocolate, para suavizar su sabor.


Chocolate y Bélgica 

El puerto belga de Amberes, en los Países Bajos españoles, tenía conocimiento de los suministros de cacao del imperio español. El éxito del chocolate belga se debe principalmente a:

La calidad de los ingredientes seleccionados, es decir, que los fabricantes seleccionarán los granos de cacao con sabores diferentes, que, una vez combinados, hacen del chocolate belga esta “obra de arte”;

Existe también el especial cuidado de asar (operación que consiste en asar los granos de cacao para obtener estas esencias aromáticas tan especiales y particulares). Especial atención se da también a la molienda, que se realiza de forma especialmente fina, a diferencia de los demás chocolates;

Y, por último, la tasa de cacao mínima utilizada es del 35%, mientras que en el chocolate belga se utiliza a menudo el 43%;

En Bélgica, los chocolateros suelen tener el máximo cuidado en la selección de los mejores cacao y los mejores ingredientes para hacer tanto la selección como el relleno del chocolate. La calidad del chocolate se determina por la elección de los granos de cacao y mezclar los ingredientes que le dan sus características (su olor, el tacto, el color...) y Bélgica suele buscar sus fuentes de cacao esencialmente hacía el continente Africano. En cuanto a la decoración se sigue haciendo a mano., haciendo del chocolate belga uno de los productos más codiciados en el mercado chocolatero mundial ya que en Bélgica, cada una de sus creaciones chocolateras recibe un toque personal y diferente de cualquier otra parte del mundo.

Exportadores de cacao

Exportadores de cacao


4 son los proveedores chocolateros patentados por la Corte en Bélgica:

• Galler

• Godiva

• Côte d’Or

• Mary


Las marcas más conocidas y afamadas son:

Meurisse: Fundada en 1845, por Adolphe Meurisse

Neuhaus: Creación en 1857, por Jean Neuhaus y su cuñado.

Côte d'Or: En 1883, nace la marca Côte d'Or.

Chocolaterie Jacques: Creada en 1890 por Jean Antoine Jacques.

Confiserie Léonidas: Fundada en Gante en 1913 por Léonidas Kestekidès.

Barry Callebaut Belgium: En 1930 creación de la chocolaterie Callebaut

Godiva: En 1946, creación de Godiva en Bruxelles.

Chocolaterie Guylian: Fundada en 1960, por Guy y Liliane Foubert.

Galler Chocolatiers: En 1976, creación de la compañía Galler.


Pronto en su historia en Bélgica, el chocolate ha tenido la vocación de ser el regalo perfecto. En 1912, la confitería belga inventó la “praline” un chocolate relleno de sabores las más diversificadas que respondían perfectamente a esta vocación.

La praliné está compuesta de azúcar, almendras y/o avellanas, un poco de vainilla, y cacao o manteca de cacao, todo envuelto en chocolate con leche.






Fuente: https://choco-story-brussels.be/en/museum

Fotos: N. V.


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