"NÔT" Cour d’Honneur del Palais des Papes en el Festival In de Avignon 2025
NÔT, la nueva creación de la coreógrafa caboverdiana-portuguesa Marlene Monteiro Freitas, presentada en la prestigiosa Cour d’Honneur del Palais des Papes durante el Festival de Avignon 2025, es una propuesta densa, ambigua y profundamente contemporánea que se inspira en Las mil y una noches. Este espectáculo de danza-performance, producido por P.OR.K, busca traducir el flujo narrativo de los célebres contes árabes a través del gesto, la escenografía y una atmósfera onírica que desafía las convenciones del relato lineal. Sin embargo, su carácter críptico y su apuesta por lo abstracto pueden dejar a una parte del público desorientada, mientras que otra la celebra como una obra maestra de la experimentación.
La premisa de NÔT parte del marco narrativo de Las mil y una noches: Shéhérazade, enfrentada a la amenaza de muerte del sultán Chahriar, posterga su ejecución tejiendo historias que se interrumpen al amanecer. Monteiro Freitas toma este concepto de suspensión y supervivencia para construir un universo escénico donde el movimiento, los objetos y los sonidos evocan la tensión entre lo monumental y lo minúsculo, lo real y lo ficticio. La Cour d’Honneur, con su imponente muralla de piedra frente al público, se convierte en un escenario ideal para explorar estas dualidades, jugando con escalas que hacen que los intérpretes parezcan diminutos en un espacio inmenso, mientras los rostros de los espectadores se perciben como miniaturas desde el escenario.
El espectáculo se desarrolla en un ambiente nocturno, cargado de simbolismo. Los intérpretes, vestidos en tonos contrastantes de negro, blanco y rojo, manipulan elementos escenográficos como camas que se desmontan lentamente, palanganas que simulan el sonido del agua o incluso actos tan provocadores como una defecación imaginaria que se prolonga durante quince minutos. Estas acciones, acompañadas de bailes aparentemente desprovistos de narrativa clara y gestos repetitivos (como limpiar paredes o imitar el sonido de la limpieza), crean una atmósfera desconcertante que oscila entre lo absurdo y lo poético. La música, ejecutada en escena con instrumentos tocados “sin mucha gracia” (como señala la crítica inicial), refuerza esta sensación de extrañamiento, priorizando la textura sonora sobre la melodía convencional.
Monteiro Freitas, fiel a su estilo visceral y fragmentado, transforma los cuentos en una experiencia sensorial que no busca ser comprendida de manera racional, sino sentida. La coreografía, inspirada en la idea de lo mínimo (un cuerpo pequeño, como una muñeca, que crece hasta abarcar situaciones complejas), se construye por acumulación y superposición, como capas de tejidos que se revelan y ocultan. Esta metáfora de las “capas” se refleja en la escenografía, donde los objetos y los cuerpos se entrelazan en un espacio híbrido que evoca la ambigüedad de la noche, un lugar donde los deseos, los miedos y las contradicciones (virtud frente a vicio, ley frente a deseo) se confrontan sin resolverse.
Sin embargo, NÔT no es una obra para todos los públicos. Su carácter abstracto y su ritmo deliberadamente lento pueden alienar a quienes busquen una narrativa coherente o una conexión emocional directa. La crítica inicial describe con ironía el aplauso final garantizado, ya sea por quienes logran descifrar las intenciones de la coreógrafa o por aquellos que, como en el cuento del rey desnudo, aplauden para no parecer ignorantes. Este fenómeno no es ajeno al contexto del Festival de Avignon, donde la expectación por una obra presentada en el escenario más emblemático del festival y con un boleto costoso genera una presión implícita para valorarla positivamente, incluso si su significado permanece esquivo.
La propuesta de Monteiro Freitas, no obstante, tiene méritos innegables. Su capacidad para transformar un texto literario en un lenguaje corporal y visual es audaz, y su exploración de temas universales como la supervivencia, el deseo y la transgresión resuena con fuerza en un mundo contemporáneo marcado por la incertidumbre. La referencia a la noche (NÔT significa “noche” en criollo caboverdiano) y a la iconografía medieval de la cama y la cámara añade una capa de profundidad cultural, mientras que la influencia de autores como Jorge Luis Borges, quien veía en Las mil y una noches un infinito narrativo, enriquece el marco conceptual de la obra.
En conclusión, NÔT es una experiencia teatral que polariza: para algunos, una meditación fascinante sobre el poder del relato y la resistencia frente a la muerte; para otros, un ejercicio críptico que exige más paciencia de la que recompensa. Su impacto visual, su ambición conceptual y el talento de Monteiro Freitas para desdibujar las fronteras entre lo físico y lo metafórico la convierten en una obra digna de la Cour d’Honneur, aunque no exenta de riesgos. Como en los contes de Shéhérazade, NÔT suspende el tiempo y desafía al espectador a sumergirse en su ambigüedad, pero requiere una disposición a abrazar lo indeterminado para apreciarla plenamente.
Opinión: 2/5
La premisa de NÔT parte del marco narrativo de Las mil y una noches: Shéhérazade, enfrentada a la amenaza de muerte del sultán Chahriar, posterga su ejecución tejiendo historias que se interrumpen al amanecer. Monteiro Freitas toma este concepto de suspensión y supervivencia para construir un universo escénico donde el movimiento, los objetos y los sonidos evocan la tensión entre lo monumental y lo minúsculo, lo real y lo ficticio. La Cour d’Honneur, con su imponente muralla de piedra frente al público, se convierte en un escenario ideal para explorar estas dualidades, jugando con escalas que hacen que los intérpretes parezcan diminutos en un espacio inmenso, mientras los rostros de los espectadores se perciben como miniaturas desde el escenario.
El espectáculo se desarrolla en un ambiente nocturno, cargado de simbolismo. Los intérpretes, vestidos en tonos contrastantes de negro, blanco y rojo, manipulan elementos escenográficos como camas que se desmontan lentamente, palanganas que simulan el sonido del agua o incluso actos tan provocadores como una defecación imaginaria que se prolonga durante quince minutos. Estas acciones, acompañadas de bailes aparentemente desprovistos de narrativa clara y gestos repetitivos (como limpiar paredes o imitar el sonido de la limpieza), crean una atmósfera desconcertante que oscila entre lo absurdo y lo poético. La música, ejecutada en escena con instrumentos tocados “sin mucha gracia” (como señala la crítica inicial), refuerza esta sensación de extrañamiento, priorizando la textura sonora sobre la melodía convencional.
Monteiro Freitas, fiel a su estilo visceral y fragmentado, transforma los cuentos en una experiencia sensorial que no busca ser comprendida de manera racional, sino sentida. La coreografía, inspirada en la idea de lo mínimo (un cuerpo pequeño, como una muñeca, que crece hasta abarcar situaciones complejas), se construye por acumulación y superposición, como capas de tejidos que se revelan y ocultan. Esta metáfora de las “capas” se refleja en la escenografía, donde los objetos y los cuerpos se entrelazan en un espacio híbrido que evoca la ambigüedad de la noche, un lugar donde los deseos, los miedos y las contradicciones (virtud frente a vicio, ley frente a deseo) se confrontan sin resolverse.
Sin embargo, NÔT no es una obra para todos los públicos. Su carácter abstracto y su ritmo deliberadamente lento pueden alienar a quienes busquen una narrativa coherente o una conexión emocional directa. La crítica inicial describe con ironía el aplauso final garantizado, ya sea por quienes logran descifrar las intenciones de la coreógrafa o por aquellos que, como en el cuento del rey desnudo, aplauden para no parecer ignorantes. Este fenómeno no es ajeno al contexto del Festival de Avignon, donde la expectación por una obra presentada en el escenario más emblemático del festival y con un boleto costoso genera una presión implícita para valorarla positivamente, incluso si su significado permanece esquivo.
La propuesta de Monteiro Freitas, no obstante, tiene méritos innegables. Su capacidad para transformar un texto literario en un lenguaje corporal y visual es audaz, y su exploración de temas universales como la supervivencia, el deseo y la transgresión resuena con fuerza en un mundo contemporáneo marcado por la incertidumbre. La referencia a la noche (NÔT significa “noche” en criollo caboverdiano) y a la iconografía medieval de la cama y la cámara añade una capa de profundidad cultural, mientras que la influencia de autores como Jorge Luis Borges, quien veía en Las mil y una noches un infinito narrativo, enriquece el marco conceptual de la obra.
En conclusión, NÔT es una experiencia teatral que polariza: para algunos, una meditación fascinante sobre el poder del relato y la resistencia frente a la muerte; para otros, un ejercicio críptico que exige más paciencia de la que recompensa. Su impacto visual, su ambición conceptual y el talento de Monteiro Freitas para desdibujar las fronteras entre lo físico y lo metafórico la convierten en una obra digna de la Cour d’Honneur, aunque no exenta de riesgos. Como en los contes de Shéhérazade, NÔT suspende el tiempo y desafía al espectador a sumergirse en su ambigüedad, pero requiere una disposición a abrazar lo indeterminado para apreciarla plenamente.
Opinión: 2/5