El secreto de Oriente. VALLADOLID


El secreto de Oriente, nos encontramos en el palacio ya mencionado, el de Fabio Nelli, actualmente "Museo de Valladolid". Este recorrido es realmente para niños, ya que tenemos a un personaje, paje aprendiz de mago, que ha hecho desaparecer a los 3 Reyes Magos en el museo arqueológico de Valladolid. Pide la ayuda de los presentes para encontrar pistas y llegar a encontrar a los reyes. Estas pistas obligan a los niños a recorrer el museo, prestando atención a lo que hay dentro, ya que se pide buscar un mosaico u otros elementos que, por lo general, pueden aburrir mucho a los niños. 

Es una excusa formidable para recorrer un poco de la historia del edificio, y de lo que este cuenta. 

Podemos aprender sobre la Región Vaccea

Los vacceos, considerados por el historiador romano Apiano como "otra estirpe de los celtiberos", eran las gentes que ocupaban en época prerromana la cuenca media del Duero, desde Burgos hasta Zamora y Salamanca; su territorio incluía toda la provincia de Valladolid y parte de las circundantes. Al Norte se encontraban otros pueblos como los cántabros y los turmogos, al Sudeste los celtiberos arevacos, al Sudoeste los vettones y al Oeste los astures.

La población vaccea se hallaba concentrada en grandes núcleos de población (en su mayoría de más de cinco hectáreas), separados entre sí por grandes distancias y situados junto a los principales cauces fluviales, el Pisuerga y el Duero especialmente. Estas ciudades eran entidades políticas con plena soberanía. Cada ciudad tenía sus magistrados, elegidos por una Asamblea general. Existía además un Senado, órgano de deliberación y consulta formado por los más ancianos.

Los historiadores romanos de la época de la con- quista mencionan repetidamente las ciudades de Pallantia (Palencia), Intercatia y Cauca (Coca). De ellas se dice que mientras que Pallantia era una ciudad "rica en dinero", los de Intercatia no tenían ni valoraban el oro ni la plata. Según estos testimonios, algunos de los vacceos que habitaban junto al Duero vivían "al modo espartano", lo que se ha querido poner en relación con otras noticias que mencionan la existencia de un supuesto "colectivismo agrario" entre los vacceos.

Con posterioridad, el Tratado Geographia de Claudio Ptolomeo, del siglo II d.C. -en plena época romana-, menciona como pertenecientes al territorio de los vacceos, además de las ciudades ya citadas, las poblaciones de Bargiacis, Viminacio, Porta Augusta, Autraca, Lacobriga, Avia, Segontia Paramica, Tella, Albocela, Rauda, Segisama Iulia, Eldana, Cougion, Octoduro, Pintia, Sentice y Sarabris. El origen de buena parte de ellas se remonta a la época prerromana y, más allá, a la Primera Edad del Hierro, lo que evidencia el fuerte arraigo de los vacceos en la región.

La arqueología ha demostrado cómo las ciudades vacceas participaban plenamente de la cultura celtibérica de la Segunda Edad del Hierro, sus artesanos producían cerámicas, adornos, herramientas y armas muy similares a las de los pueblos circundantes (excepción hecha de los astures, poco o nada celtiberizados).

Después tenemos la conocida conquista de la meseta por Roma.

Las gentes del centro de la cuenca del Duero pudieron tomar conciencia directa del peligro que entrañaba el expansionismo de las potencias del Mediterráneo occidental durante la Segunda Guerra Púnica, en cuyos prolegómenos (221 a.C.) el general cartaginés Aníbal realizó una incursión hasta la Meseta Norte en la que tomó Helmántica (Salamanca) y Arbucala.

Con posterioridad, vacceos, vettones y celtíberos acudirían en ayuda de los carpetanos en los enfrentamientos militares que terminaron con el dominio romano del valle medio del Tajo (193-191 y 181 a.C.).

A mediados del siglo II a.C., Roma emprendió la conquista de la Celtiberia atacando también a sus vecinos occidentales, los vacceos, por el apoyo que prestaban a los celtiberos. En el 151 a.C. el cónsul Licinio Lúculo devastaba a traición Cauca (Coca), asediaba sin éxito Intercatia y se dirigía luego contra Pallantia (Palencia), debiendo retirarse ante la superioridad de la caballería enemiga.

Las Guerras Celtibéricas, que implicaron diversos asedios y saqueos de los campos de la vaccea Pallantia, finalizaron con la caída de Numantia, ciudad de los celtiberos pellondones rendida el hambre tras estar sometida a un cerco de más de 20.000 soldados romanos al mando de Escipión Emiliano y suicidarse o morir en las llamas parte de sus defensores.

Los vacceos no fueron sometidos hasta la derrota de Sertorio, el general romano rebelde que se hizo fuerte en Hispania explotando la causa del autonomismo indígena.

Tras sufrir una guerra larga y cruenta (82-72 a.C.) que originó la desaparición de algunas de sus ciudades, el pueblo vacceo protagonizaría aún nuevas sublevaciones, hasta que, finalmente, en el decenio comprendido entre el 29 y el 19 a.C., Roma se propuso completar la conquista de Hispania y dominar a todos los pueblos del Noroeste de la Península Ibérica: galaicos, cántabros y astures, consiguiendo así unas fronteras naturales para el naciente Imperio de Augusto.


La meseta norte en época romana

La organización administrativa del Imperio Romano estaba basada en unos distritos, las civitates, organizados en torno a un núcleo urbano. Ello dio lugar, tras la conquista, a la promoción de ciertas ciudades indígenas "fieles" y también a la fundación de nuevos centros urbanos, colonias o municipios, donde eran asentados los licenciados del ejército y gentes traídas de Italia.

Una red de calzadas y caminos unía las ciudades entre sí y con la capital del "convento jurídico", lugar donde se ejercía justicia y se celebraba el culto al emperador, y cabeza de una circunscripción en función de la cual se realizaba el cobro de los impuestos y el reclutamiento de tropas. En el territorio de nuestra región la penetración de colonos itálicos fue muy escasa, por lo que a la hora de fundar nuevas ciudades no se recurrió tanto a traer forasteros como a reasentar a la población indígena.

La mayoría de los centros urbanos eran antiguos núcleos de población indígena. En general, se trataba más de villorrios que de auténticas ciudades "a la romana", excepción hecha de las capitales de los conventos jurídicos: Clunia (en Coruña del Conde, Burgos) y Asturica (Astorga, León).

Junto a esas capitales, unos pocos núcleos más atestiguan una cierta importancia y cuentan con alguno de los elementos característicos de una ciudad romana: Pallantia (Palencia), Cauca (Coca, Segovia), Termes (en Montejo de Tiermes, Soria), Uxama (Osma, Soria), Legio (León), Lancia (en Villasabariego, León), Salionca (Poza de la Sal, Burgos), Salmantica (Salamanca), Segovia...

En la provincia de Valladolid, las recientes excavaciones en los núcleos de Pintia Gunto a Padilla de Duero) y Septimanca (Simancas) o en la menos segura atribución de Amallobriga (Tiedra?) no han proporcionado resto alguno que indique la más minima monumentalidad de estas poblaciones, que sin duda debieron tener el aspecto de grandes poblaciones.


Por otra parte, también podemos observar objetos peculiares como "El sillón del diablo" mencionado en la tour "En fantasmas y más" . Al lado está la Tabula de Montealegre, la cual se descubrió en unas excavaciones llevadas a cabo en Montealegre de Campos en 1985 depararon el hallazgo de este excepcional conjunto.

La Tabula o placa de bronce, es un importante documento que da fe de un acto jurídico realizado el 3 de octubre del año 134 d.C. (el quinto día antes de las nonas de octubre, en el año del consulado conjunto de Lucio Urso Serviano y Publio Vibio Varo). Deja constancia de la renovación de un pacto reflejado con anterioridad en una tessera hospitalis, que fue establecido en fecha incierta entre la ciudad de Cauca y un grupo parental de carácter indígena, la cognatio de los Magilancos que habitaban en el territorio de Amallobriga.

La urna de bronce presente en el conjunto, cuya tipología remonta su cronología cuando menos a la Segunda Edad del Hierro, se ha interpretado como un elemento ritual ligado a la firma del pacto original ahora renovado.

La figura de toro y la gran bandeja de vidrio (lanx) fueron halladas junto a la tabula en los trabajos de excavación efectuados con ocasión de su hallazgo.

Cerca encontramos una Silla de manos del siglo XVIII, que procede del desaparecido Hospital de Esgueva, donde se utilizó como confesionario en el siglo XIX.


Por:  David Sanchez

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